Si quieres tener el control de tu vida, necesitas ser capaz de controlar y suprimir las emociones que hieren y las tensiones innecesarias que los acompañan, y mantener relaciones inteligentes, las únicas que te permiten ser tú mismo en todo momento.
¿Nos han enseñado a conocer a las personas? ¿A saber lo que determina nuestras relaciones? ¿A entender el porqué de nuestras emociones y el origen de nuestros miedos? ¿A comprender los factores que nos ayudan o dificultan la búsqueda de la felicidad? Lo que nos hace sentir felices o tristes, seguros o inseguros, contentos o infelices
Hoy sabemos que uno de los factores fundamentales que hacen felices a las personas es dominar los secretos de las emociones y las relaciones. En otras palabras, saber comunicarse y relacionarse con las personas en cualquier momento, en cualquier situación, sin importar quiénes sean, sin importar lo difícil que sea la situación.
Si nos paramos a pensarlo, las personas que admiramos tienen casi seguro algunas cosas en común; la facilidad con la que se comunican, trasmiten cercanía, una actitud de comprensión y empatía, confianza para superar las dificultades y adoptar un enfoque positivo de la vida, generosidad en situaciones delicadas, alegría y buen humor.
La psicología, al igual que consigue infundir seguridad y autoestima en muchas personas, puede entrenarnos en los mecanismos básicos que nos permitirán gobernar nuestra vida.
Este libro va dirigido a las personas que sienten que aún hay emociones que hieren, situaciones que les desbordan, relaciones que les ahogan… Personas que luchan, pero que carecen de las herramientas que todos necesitamos conocer.
¿Podemos dirigir nuestra propia vida? ¿podemos controlar las emociones que hieren? SÍ podemos y debemos hacerlo, pero antes tendremos que aprender el difícil pero maravilloso arte de vivir.
En este libro vamos a tratar de exponer lo que nunca nos enseñaron: los secretos, las herramientas que nos permitirán controlarnos en los momentos difíciles, comunicarnos en la incomunicación, razonar dentro de la sinrazón, superar las dificultades, levantarnos en el dolor, sonreír cuando parezca no haber respuestas y mirar con ojos limpios; ojos transparentes, llenos de luz, cargados de convicción, de ilusiones, repletos de esperanza y de seguridad en nosotros mismos.
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